viernes, 24 de abril de 2009

Jacko y el ornitorrinco

Hace poco traté leer el libro de Umberto Eco “Kant y el Ornitorrinco”…no entendí ni la primera página, era semiótica de la más compleja, lo único que concluí fue lo extraño que resulta entender e interpretar la naturaleza del ornitorrinco.
Días después veía con nostalgia en youtube el concierto de Michael Jackson al que asistí en Italia hace más de 15 años como parte del tour Dangerous (aquel que tanto ilusionó a miles de peruanos y que hasta hoy el Estadio Nacional espera).

El ornitorrinco y Michael Jackson… ¿cuánto se parecen uno con el otro?
En Australia por el siglo XVIII se descubrió al ornitorrinco y fue denominado inicialmente como Watermole (topo acuático o topo de agua) luego se lo conocía como Duckbilled platypus, pero con el tiempo finalmente se lo
denominó ornitorrinco como ahora lo conocemos.
Michael Jackson primero fue un Jackson Five, luego The King of Pop y hoy es Jacko a secas.

El ornitorrinco pone huevos pero no es lagarto, ave o pez, es mamífero como Jackson. Ambos no son ni machos ni hembras, ni mono ni hombre.

El ornitorrinco tiene un pico de pato pero no lo es, Jackson no tiene pico
ni nariz, sólo posee una porción cartilaginosa que está adherida a su
cara.

El ornitorrinco duerme en una madriguera bajo tierra, Michael en una cámara hiperbárica.
Hasta hace poco no se sabía cómo se reproducía el ornitorrinco. Hasta el día de hoy nadie sabe cómo se reprodujo Jackson.

El cuadrúpedo avanza rápidamente en el agua gracias a una cola similar a la
de un castor, y en tierra es un poco más lento. Jackson antes bailaba como si no tuviera huesos y hoy ya ni camina, va en silla de ruedas.
El mamífero monotrema, tiene 4 patas palmeadas y cinco dedos con uñas cada una. Michael Jackson…es probable que también.

El ornitorrinco tiene pelo marrón y castaño claro, el humano tenía cabello
crespo rizado y ahora lo tiene lacio y ajado.

Si uno ve a simple vista a un ornitorrinco, pensará que es un
castor o un topo, y si uno ve a Jackson razonará que es un simio o un extraterrestre.

Jackson es lo que el ornitorrinco en su momento: un dolor de
cabeza para cualquier especialista de cualquier galaxia o sistema
planetario.

En un futuro, cuando mi hijo me pregunte ¿papi, ¿cómo se llama este animal que está en la foto? No sabré qué responder y quizá sólo me quede mostrarle el video de aquel concierto y dejarlo admirar a este extraño personaje por el que una vez hice seis horas de cola para verlo bailar y cantar con la perfección de un reloj suizo.
Lo tuve a pocos metros, mientras decenas de adolescentes se desmayaban con solo mirarlo, fue quizá uno de los pocos conciertos en el que admiré a un artista por su precisión y profesionalismo: Jacko, el ornitorrinco. Jacko, el niño. Jacko, el enfermo. Jacko, si regresas a los escenarios, te admiraré como a un bicho raro, como a un ornitorrinco, al que no puedo entender ni como animal ni como humano.

Es.

Suelo escribir cosas relacionadas al sonido y cuando estoy en grupo también encamino la conversación hacia las ondas y los ecos.
Me considero un ente sonoro, pero no por creer tener una capacidad especial de escucha, o por poseer un maravilloso “oído absoluto”, como el de mi tío Charly; me considero sonoro, por que hablo del sonido, leo acerca de él, me interesa todo lo que tenga que ver con vibraciones, parlantes, cócleas, bajas frecuencias, psicoacustica y por supuesto música.
El sonido para mi, es algo así como un chicle sin fin, todo el día lo mastico porque aún no se le quita el dulce inicial. El sonido es un gol de la final de la copa sudamericana, el suspiro final de un pariente en agonía, el sonido para mi es el rio Urubamba a las 5 de la tarde, cuando oscurece y los peces se acercan a las riveras. Es el canto de las ranas en la lúgubre noche, es el grito de pavor de un niño que una vez escuchó un fantasma. El sonido es el rascar de un perro que no me deja dormir, los tacos de la mujer que quiero, la voz de la mujer que odio. El sonido es para mí un trueno 10 segundos después del rayo, es el rayo sin el trueno. El sonido es para mí un remolino de eleva el agua de un arroyo hasta que las piedras se vean. Es un huayco y una ola, un disparo y el quejido de un animal al morir. El sonido para mi es orinar al borde, mas no en el agua. Es una radio de onda corta, una canción específica en un segundo del día. Son los choritos a la chalaca de esa playa al sur de Lima. Es un pisco en mi despedida de soltero. Un “no puede ser” en el concierto que tanto esperé. El sonido es para mí la foto de ese salmón cuando surca contracorriente. Es lascivia y pasión en un lugar prohibido. Es un ovni en el barrio del colegio. Son las caricias de mi abuela, el amor de mi madre. El sonido es abrir esa puerta que no debía, es encontrar mi valija que pensé extraviada. Son 4 o 5 partes del cuerpo de una mujer, son, aparte de esas partes, el sentido que tienen ellas para decir sin decir. Es un perro lamiendo mi mano, un ladrón corriendo despavorido con mis cosas. Son las palabras que defeco y los ruidos que genero, son las comas y son los puntos, el sonido es un silencio y casi siempre es un punto final.